lunes, 2 de marzo de 2009

R É Q U I E M P O R U N R E C U E R D O I N F A N T I L

una vez de mascota tuve una cucarachita:
era más bien grandota, no tan chiquita,
redondita, bien negrita,
con antenas brillosas y patitas larguitas,
pero con la cabeza peludita, o mejor dicho bien peluda,
alguna que otra púa, que más parecía una ganzúa
y obvio, más de un parásito que se suba
a mi cobija cuando con ella dormía,
lo que pasa es que debilidad tenía,
por las cosquillas que sus patas me hacían
en mi rostro y en mis rodillas,
ah y para esto, la muy comedida
contaba con un fétido sentido por la buena cocina:
amaba los restos de comida, sobre todo de sardinas nada recién encurtidas, 
con fecha de expiración de varias semanas vencida,
o algo de almejas podridas, que dejaba caer la dueña de la cantina
cuando salía a comprar sus tres diarios gramos de heroína;
así como revolotear sobre las lavativas recién vertidas por una vecina bastante bien conocida,
ducharse en las letrinas, zambullirse en los canales de orina,
pasear por burdeles y por bares y coquetear con los hongos vaginales,
y hasta con toallas post menstruales, 
o con los herpes de algún viejo inerte, uno que nunca tuvo suerte y
que al final encontró la muerte en uno de tantos basurales,
y sentirse gozar así de su infinita vida, toda perdida en su paraíso de inmundicia;
de vez en cuando me rascaba la espalda cuando algún mosquito, 
de ésos que joden, me picaban o me daban un mordisco,
bueno, y a mí que no me gustan los peñizcos,
y muchos menos el sadomasoquismo,
obvio un poco de sangrado nunca es lo mismo,
con un fuerte rascado que se siente bien rico,
pero bueno, me divierte el recuerdo,
cuando era un niño nada cuerdo,
más bien seco, con los ojos siempre entre abiertos,
encerrado en mi inmundicia, y mis deseos de matar algún día
al corrupto comisionado de la comisaría que estaba justo en la esquina,
mientras mi bicho, al cual tanto quería, me manchaba con alguna porquería,
y eso que un mal día,
me dio una cosquilla algo atrevida,
y de un vuelco en mi cama, me le fui encima,
y tal vez no me di cuenta pero dejé una plasta, por partes blanquecina,
y por otras una extraña melaza,
con olor a vinagre rancio,
producto del mal rancho, 
y unas patas bien maltrechas, dispersas por todos lados,
y ni qué decir casi nada del cráneo,
por así llamarlo,
no crean que soy ignorante en cuanto a la fisonomía de un casi hermano,
totalmente restregado y disuelto en mi cama,
unas gotas gordas marrón todas pegosteadas,
claro, todo esto lo encontré por la mañana,
una escena de sexo (¿?), muerte y almorranas,
porque eso sí y cambiando un poco el tema y 
dejando de lado el dolor que me aflije y me aqueja,
de esto recién me doy cuenta,
cómo diablos sabes el sexo que este bicho representa?
algo nuevo siempre aprendo,
pero eso como que no importa mucho ahora, en este mundo moderno;
al final terminé botando las sábanas todo embadurnadas,
y bien salpicadas por mi exmascota y mi examigo,
mi excompañero al chiquero del vecino,
el que vertía heces de los cerdos que tanto ansío,
mucho más en estos días de total hastío,
en las zanjas de las zonas bajas del extraño caserío,
ah y cómo extraño aquellos años,
los días en los que lanzarse a la mierda era un gran baño,
por ahí cerca, junto al rebaño
de ovejas, sobre todo las más viejas,
y bueno, ahora todo me vale verga,
porque vivo en una ciudad moderna,
llena de caños y tuberías,
alcantarillas, llenas de peste y disentería,
de gente que escupe, pero qué grosería,
eso de seguro me diría mi madre, toda una vigía,
de los buenos modales y la buena cortesía,
pero claro, nunca le he contado mis tempranas inquietudes
y mis extrañas amistades con seres que trajeron tantos males y suciedades,
así que al final todo quedó en un recuerdo, una memoria
de mi primera revolcada, vaya historia,
lo que ahora ya recordando fue mi querido insecto,
un pedófilo declarado, todo un virulento.

(Bueno, y si puedes tomar nota,
el infinito se topó con la derrota,
por más especie inmortal que haya sido,
terminó en un basural, por un exceso de cariño)

1 comentario:

Anónimo dijo...

triste la pérdida de un ser querido

- pero hijo mío, la confesión nunca es suficiente! - padre, qué quiere decir usted? - que un par de avemarías y unos cuatro padre nuest...