viernes, 5 de marzo de 2010

l a r e v o l u c i ó n d e l o s s a n t o s

los dioses me enviaron
s a t á n i c o ,
i n f i n i t o ,
el amo del texto escrito, mientras predico
y me siento, esperando el exilio, el momento
en que el crucifijo dé vueltas,
y salte de las paredes de las escuelas,
generando polémica y
reventando cabezas,

(las viejas del barrio se cubren los ojos,
no pueden creer el mensaje de horror,
ahora sus nervios son sólo manojos,
tan sólo creer y esperar lo peor)

los niños que saltan sintiéndose libres,
sin tener que persignarse y creer en seres invisibles,
saltan y cogen piedras, de las ligeras pero las más certeras,
y rompen ventanas, vitrales de iglesias recién profanadas,
y todo es jolgorio, mientras suenan las sirenas;
la policía llega y lanza gases,
la gente corre, los niños, precoces, se esconden,
mientras recogen nuevas armas y contraatacan,
la cosa se pone fea, suenan las alarmas,
y los niños lanzan fuego con un lanzallamas,
que aprendieron a hacer en alguna web que se llama
"sea un pirómano en su propia casa";
los policías, algunos quemados, otros horrorizados,
corren o ruedan en el suelo,
para apagar el fuego de sus chalecos y escudos,
algunos piensan disparar, otros intentan hacer un muro,
cargando las armas, municiones en manos nerviosas,
ansiosas, curiosas de probar un nuevo tiro,
lo que sería matar a sangre fría a un grupo de niños,
y así comienza, la carnicería y la pólvora,
una matanza sin pena ni gloria,
y luego, recogiendo cadáveres de esquina a esquina,
de niños con la cabeza partida,
y, entre vestidos de tul manchados de sangre, un par de niñas,
acribilladas, mientras sus padres huyen del lugar,
pensando: "quién me mandó copular para luego engendrar
a un revolucionario que intentó cambiar este mundo, y
ahora lo veo desangrar en la calle, convulsionando,
como un perro recién arrollado o una vaca en un camal"

y así fue como pasaron las cosas,
los hechos funestos que acabaron con la revolución,
todos al paredón, bien envueltos y con un lindo listón,
preparados para la fosa común.

- pero hijo mío, la confesión nunca es suficiente! - padre, qué quiere decir usted? - que un par de avemarías y unos cuatro padre nuest...