martes, 28 de abril de 2009

U N D E R T H E I N F L U E N C E

una noche en una selva espesa,
un cazador iba en busca de una presa,
pero se llevó una grata e inesperada sorpresa;
detrás de un montón de maleza,
encontró una rana verde turquesa,
con manchas rojas y unos ojos algo amarillos,
saltaba por ahí, dando brincos,
de seguro buscando grillos o algún otro bocadillo;
una extraña sensación embargó al cazador,
que de inmediato se acercó y la atrapó
sin ninguna dificultad, extrañado pensó,
pero igual en su bolsillo la metió;
por ahí un rumor en su cabeza apareció,
y una curiosidad que crecía totalmente lo embargó:
abrió el bolsillo y buscó en el interior,
- por suerte aplastada no quedó-
un extraño y pegajoso hedor emanaba de su piel,
y vio unas gotitas simpáticas encima, con un color parecido al de la bilis,
pero con textura de saliva,
y recordó de nuevo el rumor que le habían contado;
tomó al batracio como un helado,
y una lamida generosa le dio,
primero algo asqueado por el extraño sabor,
y luego cayó tumbado,  y de un modo automático, 
la rana se posó a su lado,
mirando a su alrededor y no se movió,
como si lo cuidara con cierta compasión;

ahi es cuando empieza la alucinación,
el momento en que la rana comienza su guarnición...

abrió los ojos y el universo era un serie de puntos,
sin orden ni posición, un estado latente de desorden,
casi casi como una explosión, de pronto un corte abrupto,
y apareció entre enorme vegetación, totalmente desnudo
y saltando alrededor,
sintió algo de hambre y a un gusano atrapó,
dio otro salto más y se topó con un escorpión,
dos saltos a la derecha y clap! lo engulló,
de pronto un canto sonó, bien a los lejos,
y un deseo lo embargó,
y de la nada emprendió marcha,
siguiendo la melodía que escuchó,
como si el paraíso lo esperara,
mientras la rana limpiaba su arma,
fumaba un cigarro y miraba cómo dormía, 
en una profunda calma, el sueño que tenía,
apretó el gatillo y reventó al bicho,
cogió las llaves, 
salió por la primera, doblando con la tercera,
y luego directo a la carretera,
fornicó con su esposa y con su amante,
la segunda se llevó la peor parte,
-mezcló whisky con calmantes-
le rompió la nariz y salió a la calle,
paseó por muladares y bares de mala muerte,
sintió que andaba con suerte,
y a la ruleta jugó, aunque perdió
todo el dinero que había llevado
sació su sed con un buen mezcal que había robado;
gastó lo poco que había ahorrado en su vida,
todo en una noche bien consumida,
mientras el gusano engullía,
y recordaba con cierta antipatía,
los momentos pasados de su antigua vida,
cuando cazar grillos era lo único que hacía,
aparte de saltar todo el puto día,
y ahora es todo un cabrón, un maldito homicida,
que se divierte matando, rompiendo rodillas,
quebrando cabezas y aniquilando familias,
quién pensaría que un batracio sería,
el que la vida te robaría,
con una vieja estrategia, 
que en Discovery Channel veía...



(una foto de mis papis,
cuando vivíamos detrás del jardín
del pobre imbécil al que le di fin,
porque siempre es bueno recordar a la familia,
por más humano en que uno se transformaría,
a mi papá el pecho se le hincharía
del orgullo que sentiría)

1 comentario:

Satan dijo...

que divertido escuchar una historia tan simpatica que provoca un sapo lamer y esperar. no he olvidado que estoy en falta contigo, un cine te debo, lo se.

- pero hijo mío, la confesión nunca es suficiente! - padre, qué quiere decir usted? - que un par de avemarías y unos cuatro padre nuest...