jueves, 8 de enero de 2009

El fin (A lo Beck)

se harán cenizas los chinos,
no por cochinos, o porcinos, 
sino por retorcidos,
como los norteamericanos,
que se sienten muy capos,
y que no visten harapos,
que roban y matan, desatan lo que atan,
cuando los atacan con sus propias armas,
y miré a los rusos dormir,
de frio dicen,
vieron el tiempo transcurrir,
y luego llegó una tos, una moquera,
un frío en mis narices, 
eran sus cenizas, congeladas por la quimera.
luego vi un inglés, calcinado,
todo quemado,
como a término medio, sin sal y algo atado,
todo rodeado de misiles y bombas,
petróleo, dinero, el primero,
el que nunca falta, ni descarta,
porque siempre estafa,
y te hace la trafa,

me di cuenta del paisaje, tremendo paraje,
y decidí pasear a otro lado.
justo al costado,
vi un mar de sangre fluir.
un muerto vivir.
y pensé: por qué no creo en dios?
...
no creo por varias cosas,
de las buenas hasta las indecorosas,
mientras, los negritos africanos morían,
de HIV y disentería,
me puse a pensar en la gran pregunta,
como la de dónde venimos y hacia dónde vamos,
justo en pleno momento de darnos de palos,
por no decir que nos empalamos. 
y siempre aguantamos.
pero cómo le gusta la paliza al bien ser humano,
resultó ser sado,
castigador y castigado.

me pongo mis lentes de sol,
tipo los de Bono, el de la mosca,
no ahora que usa los de una rosca,
y me dirijo al hall principal,
y pienso, qué tal producción la de mi sueño,
de hecho paga bien el dueño,
no como Genaro, avaro, gusano insano,
como un puerco estafador.
pero estaba en el armagedón.
vi una luz desde el fondo del mar,
(bueno en el hall había una ventana
déjenme corregir tamaña patraña), 
no el del mar del trece y del 666,
ni de Moisés y su traspiés,
con Jehová Yavé,
y ya ves, me fui del tema.
era lava volcánica a quemar,
todo lo que de tierra quedaba,
desde lo que mis ojos veían de frente,
directo hacia occidente.
al fin las cenizas corrían libres por mis pulmones
y dueño del mundo quedé,
no crean que no disfruté,
pero me aburrió el calor,
mucho escozor,
en mi piel recién pelada,
toda quemada, por los flagelos del sol,
la culpa es del aerosol, 
que quemó el ozono en los noventa.

qué divertido pensar, en qué papel interpretar,
el día del juicio final.
toda una variedad de torturas,
castigos y ataduras, y de las duras, las más crudas,
bien porno, como en el infierno,
hardcore como Jason,
hasta rompernos los huesos,
y ponernos tiesos,
todos juntos en la hoguera,
una pachamanca de primera.






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